miércoles, 18 de noviembre de 2020

"Fact-Chekers” de las redes sociales

 

Desmontando a los “Fact-Chekers” de las redes sociales: ¿Quiénes los financian? Exponiendo el engaño de la falsa “neutralidad” de los censores funcionales al poder


La censura siempre existió y quizá sea tan antigua como la propia humanidad, sin embargo, nunca en el pasado estuvo tan organizada como en la actualidad y todo indica que en el futuro esta situación solo está por empeorar. Con la excusa de combatir las “fake news”, las principales redes sociales, cada vez más concentradas en pocas manos, se han lanzado a una cruzada para censurar toda aquella publicación que discuta las versiones oficiales sobre los temas que interesan al poder de sus accionistas. Cabe recordar que megafondos financieros como BlackRock y Vanguard Group son dueños tanto de Google, Facebook y Twitter, como de buena parte de las principales corporaciones globales.

Youtube, Facebook y Twitter vienen avisando, cada vez con mayor frecuencia, que eliminarán publicaciones, grupos y páginas que cuestionen aquello que se fije como “el consenso”, sea que el mismo lo detemine la OMS o los distintos organismos conocidos como “Fact Checkers”, los que de “neutrales” no tienen nada, dados los intereses de quienes los financian.
Mientras que con el Covid la excusa para la censura masiva de millones de personas que mostraban alguna disidencia fue “la emergencia sanitaria excepcional”, frente a las recientes elecciones presidenciales en EEUU, el motivo cambió: Twitter y Facebook pasaron a eliminar todo aquello que hablara de “fraude” e incluso censuraron la mayoría de las expresiones del propio presidente norteamericano, Donald Trump, impidiendo que no solo sus seguidores sino básicamente cualquier persona pudiera saber qué opinaba el máximo dirigente formal de ese país sobre un tema tan crucial, independientemente de lo que cada uno opine sobre su figura.

En este caso, ¿cuál sería la excusa “excepcionalísima” para esta censura? Ya no una cuestión “sanitaria”, “de vida o muerte”, etc., sino simplemente una cuestión política.

Todo aquello no alineado con la información oficial que interesan a las grandes corporaciones dueñas de las redes es tildado de “falso” y, cuando esto no es posible, se lo cataloga como “dudoso”, “engañoso”, “peligroso” o incluso como “falto de contexto adecuado”. O sea, bajo excusas absolutamente arbitrarias

Cabe entonces preguntarse: ¿Para qué necesita el sistema global de poder semejante nivel de censura, cuando ya cuenta con el 99% de los grandes medios de comunicación para bombardearnos día y noche con sus noticias e ideologías?

Por un lado la emergencia de las redes sociales le permitió al poder global facilitar sus “revoluciones de colores” en muchos países, pero por otro lado le abrió a miles de personas una posibilidad de emitir un mensaje, por fuera del arco mediático tradicional, lo que también puede terminar viralizando contenidos “no convenientes”, dejando expuestas a nivel popular muchas maniobras que de otro modo no habría sido posible.

Para eso aparecieron los “Fact Checkers” simultáneamente y de manera masiva en todos los países, bajo rótulos de supuestas ONG’s y asociaciones periodísticas “neutrales” que combatirían las “fake news”.

Sin embargo, basta con mirar la financiación de muchos de ellos para descubrir que no son otra cosa que una herramienta más del poder global que ya controla a los grandes medios. Buena parte de la información que no resulta conveniente a sus aportantes es tildado de “falso” y, cuando esto no es posible, se lo cataloga como “dudoso”, “engañoso”, “peligroso” o incluso como “falto de contexto adecuado”. O sea, se lo desacredita o elimina bajo excusas absolutamente arbitrarias.

A finales de 2016, en medio de la polémica sobre la propagación de las noticias falsas durante la campaña presidencial en Estados Unidos, Facebook lanzó un proyecto de verificación de lo que se publica en la plataforma. De ello se encargó la formalmente independiente Red Internacional de Verificación de Datos (International Fact-Checking Network, IFCN), cuyos miembros determinan qué publicaciones son fidedignas y cuáles no.

La IFCN es un proyecto del Instituto Poynter para Estudios Mediáticos y fue creado en 2015. En los últimos años, el Instituto Poynter ha obtenido subvenciones de entidades como Google, MacArthur Foundation, Bill and Melinda Gates Foundation, Carnegie Foundation, Open Society Foundations y Omidyar Network, entre otras.

Actualmente, recibe financiación de las siguientes instituciones:

En EE.UU., una de las entidades que lucha contra las ‘fake news’ en Facebook es la plataforma Politifact, perteneciente al propio Instituto Poynter y financiada, entre otras fuentes, desde el conglomerado de medios estadounidense The E.W. Scripps Company, la Fundación Ford, Democracy Fund (de la red de Pierre Omidyar) y Knight Foundation, que organiza programas educativos para periodistas.

Disponible en http://kontrainfo.com/desmontando-a-los-fact-chekers-de-las-redes-sociales-quienes-los-financian-exponiendo-el-engano-de-la-falsa-neutralidad-de-los-censores-funcionales-al-poder/